Por qué las grandes cadenas de supermercados están en crisis

El sector vive horas complicadas por la baja en el consumo y las mejores condiciones de pago a proveedores que favorecen notablemente a los locales de proximidad.


Por Robeto Pico

Oscar Artur es dueño de un supermercado de amplia superficie en un barrio acomodado de la Capital Federal. Es como “un chino criollo”. No pertenece a las grandes cadenas ni tampoco al entramado de comercios asiático. “Es una verdad de perogrullo, pero en este negocio la clave está en la compra”. Oscar no tiene “masters” en Harvard ni expertos en finanzas que lo asesoren, pero tiene 50 años haciendo lo mismo y si bien respeta la competencia no le tiene miedo.

“Hace ya varios años potenciamos lo que son las compras pools. Nos asociamos con otros colegas y obtenemos buenos precios y podemos competir, pero hoy, básicamente, el secreto es la forma de pago”, precisó.

Artur sostiene que los proveedores han dejado de tener como objetivo para colocar su mercadería a las grandes cadenas “porque no se pueden bancar las condiciones que te imponen”.

“Tomar un pago a 120 ó 150 días es imposible, que son los plazos que las cadenas pretenden imponer impulsadas por sus oficinas de finanzas”, explicó.

“Ahora los proveedores nos ven con buenos ojos a nosotros porque somos ‘mejores pagadores’ e incluso si hay una oportunidad la ponemos de contado… somos como los viejos almaceneros”, señaló en graciosa alegoría.

Con lógica de comerciante y análisis de economista, Artur puntualizó: “si la tasa de interés es de 27% no tiene sentido que yo le de mercadería a un super a 150 días”, entonces las empresas nos prefieren a nosotros que achicamos los plazos. Los ‘grandes’ se envalentonan haciendo stock y luego quieren agregarle al precio la tasa de interés y se encuentran con que en ese momento el mercado no lo acepta. Así se clavan con la mercadería”.

–Pero para corregir esta situación lo más simple es acortar los plazos, parecerse a ustedes y listo; fue la acotación.

–Artur se mostró convencido: “Es que arrastraban el problema desde hace tiempo, como la tasa sigue alta no se pueden desprender de los stocks sin aceptar pérdidas. Por hacer del manejo financiero una unidad importantísima dentro de su estructura empresarial, terminan cometiendo grandes errores. Te repito, lo nuestro es más directo: compramos y vendemos en corto tiempo y tenemos un manejo más sano. O sea, ‘la guita’ circula, rota. Además es verdad que manejamos más efectivo. Los hiper tienen un costo adicional por el mayor volumen de transacciones con tarjetas”.

El economista Gabriel Rubistein le puso términos académicos: “en márgenes empresariales prevalece conducta de “mark up”: si suben costos, se aplica un margen, y suben precios. No bajan márgenes por supuesto por el “miedo” a suba de tasas”.

Una observación similar dio Cristian Yoma, dueño de una distribuidora de artículos de perfumería con base en Mar del Plata: “Yo nunca quise venderles a los principales retails de la ciudad. Siempre me impusieron condiciones leoninas”.

 

Yoma armó una red en toda la provincia vendiéndole a los comercios de proximidad, con productos de primeras marcas y a precios muy competitivos.

“Las grandes superficies tienen costos fijos altísimos y los comercios más chicos se acomodaron mucho mejor al nuevo escenario. Pagan a plazos menores y licúan el efecto de la tasa de interés con una mayor rotación de la mercadería. No hay ningún misterio”, relató.

–¿Pero no ve una situación muy irregular en todo el comercio de proximidad. Macri apuntó hacia ese factor?

— Probablemente exista algo de eso, pero cualquier comercio que esté a la calle en cualquier localidad de la provincia de Buenos Aires es visitado asiduamente por la AFIP. De eso no tengan dudas. Obviamente que algo en negro hay, pero no creo que sea el factor que defina la ecuación”, respondió.

Entradas relacionadas

Deja tu comentario